Carolina y Jose Manuel: una boda con encanto en Entrehiedra
- Antonio Robles Fotografia
- hace 6 días
- 2 Min. de lectura
Actualizado: hace 19 horas

Algunas bodas se sienten especiales desde el primer momento, y la de Carolina y Jose Manuel en Entrehiedra fue una de esas. Una boda en plena naturaleza, rodeada de vegetación y calma, en uno de los espacios con más encanto de Jaén. Como fotógrafo de bodas en Jaén he vivido muchas historias, pero esta me dejó especialmente marcado, por la conexión entre ellos y por la delicadeza con la que se cuidó cada detalle.
Desde el instante en que llegué a la finca, supe que iba a ser un día inolvidable. Carolina se vestía con la luz entrando por la ventana, envuelta en un diseño maravilloso de Isabel Hervás que parecía flotar con cada paso. Elegante, limpio y con ese punto justo de personalidad que encajaba con ella a la perfección. Jose Manuel la esperaba entre risas nerviosas y abrazos familiares, con esa energía serena que tienen los novios que saben que ese día es el inicio de todo.
El ramo, creado por Petit Reunión, rompía moldes. De un color potente, vibrante y nada habitual, aportaba un toque de frescura y modernidad que contrastaba con la serenidad del entorno. Era uno de esos ramos que no pasan desapercibidos y que, además de acompañar, cuentan una historia propia. A su alrededor, Entrehiedra lucía como nunca gracias a la decoración de La Casería de las Flores: detalles naturales, mesas cuidadas al milímetro, flores silvestres y una paleta de colores que respiraba armonía por cada rincón.
Durante el cóctel y el banquete, los invitados no solo celebraban el amor de la pareja, también disfrutaban del sabor auténtico del catering de El Botijo, que convirtió cada plato en una experiencia. Sabores de siempre con una presentación cuidada y una atención impecable que acompañaba el ambiente familiar y elegante de la celebración.
Mi forma de trabajar es sencilla: observar, sentir, y disparar cuando todo se alinea. Y ese día, todo fluyó. Carolina y Jose Manuel vivieron su boda intensamente, sin prisas, con emoción. Se miraban como si no hubiese nadie más. Se abrazaban como quien sabe que está donde tiene que estar. Como fotógrafo, solo podía agradecer estar allí, entre ellos, capturando lo que sucedía con verdad.
Fotografiar una boda en Entrehiedra es siempre un regalo, pero esta, con este equipo de proveedores y con una pareja como ellos, fue mucho más. Fue un día lleno de vida, de belleza real, de complicidad. Uno de esos días que recuerdas con una sonrisa al repasar las imágenes, porque sabes que allí hubo algo más que una celebración: hubo una historia de las que dejan huella.
Comments